Fuente: Diario Sur
País: España
URL: http://www.diariosur.es/
27.12.09
El lector se resiste a un mercado aún incipiente. El precio y la falta de contenidos frenan la demanda
Por: MARINA MARTÍNEZ
SU olor es inconfundible. Y no es a café ni a perfume, sino el que desprende el papel. El que se acumula en los estantes de las librerías esperando nuevo dueño. Allí han convivido durante siglos y allí piensan seguir haciéndolo mucho tiempo más. A pesar de que las nuevas tecnologías acechan. El 'peligro' está en un pequeño dispositivo de bolsillo en el que las novelas se leen a través de una pantalla. Es lo que se conoce como 'eReader' o lector de libros electrónicos, un novedoso formato que, como su propio nombre indica, se 'alimenta' de tinta electrónica. Una tecnología que apenas emite luz que moleste a los ojos y que consume poca energía. Además, su autonomía, puede ser muy alta, entre 8.000 y 10.000 páginas por carga de la batería.
En ella confía un sector que nació en los años ochenta, cuando los dispositivos eran más parecidos a agendas electrónicas que a los lectores de hoy. Y es que las previsiones apuntan a un crecimiento a partir del próximo año. De momento, aún hay cierto escepticismo en torno a lo que se presumía como el 'regalo estrella' de las navidades. En realidad, según el presidente de la Federación Andaluza de Libreros, Juan Manuel Cruz (de la librería malagueña Rayuela), «el libro en papel sigue siendo la gran estrella, muy por encima de otros formatos; esa es la realidad palpable».
Por ahora, el lector parece que se resiste a lanzarse al libro electrónico. Su elevado precio y un catálogo poco atractivo e insuficiente no le convencen. No en vano, el más barato ronda los 200 euros «y la crisis aprieta», advierte el director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), Antonio María Ávila, quien asegura que por ahora «no hay gran demanda». Una prueba es la encuesta realizada por The Cocktail Analysis, en la que más de la mitad de los internautas entrevistados muestra interés el libro electrónico, pero se retracta de adquirirlo por el precio. Según el sondeo, no estarían dispuestos a pagar más de 70 euros.
A juicio de Ávila, este formato resulta aún «muy caro y ofrece pocas prestaciones». En la misma línea se sitúa el responsable del lanzamiento del 'reader' de Sony para España, Jorge Gallego: «Se trata de un mercado muy joven, que todavía llega únicamente a los usuarios más interesados en la tecnología». Como puntualiza, «la demanda todavía es limitada y se habla de unas ventas de alrededor de 60.000 unidades este año».
En general, tanto editores como libreros coinciden en que la falta de títulos son un freno importante. Por el momento, aún es difícil encontrar novedades editoriales en un espacio acaparado principalmente por las obras de referencia y del ámbito jurídico. «Si no se venden más dispositivos de lectura es por la falta de contenidos; tenemos constancia de que se comprarían muchos más si hubiera más títulos a la venta», advierten desde Leer-e, primera empresa que lanzó en España los dispositivos de lectura con tinta electrónica.
Porque, una vez adquirido el 'eReader' o 'eBook' -como también se le llama, aunque en realidad se refiere al libro propiamente dicho y no al soporte-, los contenidos van a gusto del consumidor. Se trata de archivos digitales en diferentes formatos -algunos universales, como el pdf- y otros específicos de cada dispositivo, que se compran a través de Internet y se guardan en la memoria del 'eBook' -actualmente, el más extendido y el que mejor se adapta a todos los modelos es el epub-.
Según la encuesta de The Cocktail Analysis, citada anteriormente, el 92 por ciento de los usuarios optaría por la novela. Sin embargo, los 'best sellers' todavía no se han subido al carro, como recuerda Jorge Gallego. Lo que sí se puede leer ya en pantalla son muchos clásicos. Ahí está, por ejemplo, la Biblioteca Digital Hispánica -dependiente de la Biblioteca Nacional-, cuya web permite adquirir obras en castellano gracias a la colaboración de más de noventa editoriales. En total son ya 630 clásicos, aunque la idea es superar los 1.300, a medida que vayan incorporándose otras editoriales.
Junto a la web, el Ministerio de Cultura pretende dar un impulso al libro electrónico al equipararlo con el de papel mediante la rebaja del IVA del 16 al 4 por ciento, el mismo porcentaje que grava los libros tradicionales. Un paso más para universalizar un sector que el año pasado editó en España 8.447 libros electrónicos frente a los 255,5 millones de libros en papel (casi 76.000 títulos), según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Salta a la vista. Las editoriales no las tienen todas consigo. Firmas como Anagrama o Tusquets aún desconfían del nuevo formato, aunque otras ya empiezan a ponerse las pilas como Planeta, la malagueña Arguval o la sevillana Algaida, que ya permiten descargar medio centenar de títulos a través del portal de la Asociación de Editores de Andalucía, www.biblioandalucia.com). Como avanza Juan Manuel Cruz, se calcula que las grandes editoriales digitalizarán más de 5.000 títulos «de primera línea» el próximo año.
No es universal
El problema es la ausencia de un formato universal de lectura. En opinión de José Antonio Ruiz, de la librería malagueña Luces, «España es todavía un mercado secundario» en este sentido. En Leer-e lo corroboran: «Aún estamos en un estado embrionario, pero la previsión es que a lo largo de los próximos años se produzca un rápido desarrollo». De momento, la falta de compatibilidad entre los diferentes modelos no beneficia al sector. Los expertos aconsejan esperar unos meses hasta que las mejores opciones se asienten en el mercado sin quedarse obsoletas y los editores puedan adaptar su producción con el fin de que los lectores puedan adquirir 'on line' los títulos una vez que salen a la calle.
Todas las miradas están puestas en 2010. Tras la llegada a España del Kindle, el modelo de la tienda 'on line' Amazon, otros muchos fabricantes ya anuncian nuevas propuestas. Para empezar, Amazon pretende que su Kindle se convierta en una especie de iPod del mundo de las letras, pero la competencia es muy fuerte y el año que empieza llegará con novedades.
Los rumores apuntan a que la propia Apple trabaja también en un dispositivo que combine la capacidad de leer libros electrónicos con funciones como la telefonía o el vídeo. Otros gadgets, como la PSP de Sony, el iPhone o los móviles con sistema operativo Android, también comienzan a integrar herramientas que permiten leer libros electrónicos con la incomodidad, eso sí, que supone una pantalla LCD de alto brillo y tamaño pequeño.
Sería un aliciente para unos usuarios, de momento en potencia, que buscan algo más en un dispositivo por el que pueden llegar a desembolsar 500 euros. Sobre todo, si los mismos contenidos los pueden tener en el ordenador, en la consola o en el teléfono móvil.
También en el móvil
Quien quiera probarlo puede hacerlo -hoy es el último día- tecleando en Internet www.pactoandaluzporellibro.com. Desde ahí, se pueden descargar gratuitamente en el móvil cuentos, relatos y primeros capítulos de libros de autores de la talla de Juan Valera, Félix María Samaniego o Mario Benedetti. Una iniciativa de la Junta de Andalucía y el Pacto Andaluz por el Libro, que se convierte en la primera campaña en España de fomento de la lectura a través de móviles.
Se empiezan a calentar los motores. Los últimos datos de la FGEE ya constatan el despertar: el 24,7 por ciento de las editoriales lanzaron en formatos distintos al papel (fundamentalmente, CD-ROM, DVD y 'on line') en 2008, lo que supone el 10 por ciento de la facturación.
Sobre lo que hay dudas es en que el libro digital vaya a animar a leer a aquellos que frecuentan poco las librerías. Así lo entiende Antonio María Ávila: «Quien no lee en papel no lo va a hacer en una pantalla». De momento, a tenor de la experiencia de Leer-e, los usuarios del 'eBook' son personas que leen mucho, que viajan y que tienen que llevar consigo mucha documentación que necesita actualizarse constantemente. Un ejemplo serían los mismos editores, que deben leer multitud de obras y luego eliminar unas y archivar otras. Aunque también los lectores compulsivos.
En general, un público de 25 a 45 años, de clase media o media-alta, que ha sabido sacar partido de un dispositivo valorado sobre todo por la comodidad, el ahorro de espacio y papel y la capacidad para almacenar miles de títulos. Aunque habrá que esperar algo más para saber si realmente tiene futuro.
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