Fuente: La Vanguardia
URL: http://www.lavanguardia.es
País: España
28.12.2009
- A lo que nosotros llamamos "e-book" los ingleses lo llaman 'e-reader'
Por: Magí Camps
Andan los editores y los escritores dándole vueltas a eso de los e-books y comparan la popularización de estos artilugios con lo que sucedió con los reproductores de mp3. Lo que más temen, por pura lógica, son las descargas ilegales y a los hackers, capaces de abrir con sus ciberganzúas las puertas que intentan acotar los territorios de pago en la gran red.
El caso es que, como suele suceder en la terminología electrónica, nos llega antes la palabra en inglés que la versión española. En el caso de los hackers, desde el primer momento se habló en castellano de piratas informáticos. La convivencia entre ambos términos se ha consolidado, incluso con una mayor presencia de la expresión castellana. Sin embargo, en los albores de la informática, los piratas de EE.UU. dejaron claro que había dos tipos: los que llevaban buenas intenciones y los que no. ¿Piratas, corsarios, bucaneros...? Decían los hackers que sólo entraban en los sistemas de seguridad de empresas o instituciones por divertimento, comoun reto o para demostrar la vulnerabilidad de plazas que se creían bien protegidas. Los otros, los que violaban la seguridad de una web para obtener un beneficio propio o un perjuicio ajeno, esos eran crackers.
El paso del tiempo los ha convertido a todos en piratas informáticos, ciberpiratas o hackers, mientras que el uso de cracker ha caído en recesión. Y son esos intrusos informáticos los que más preocupan a la industria editorial. Por ello, mientras los fabricantes nos inundan con la canción de que el nuevo dispositivo será el regalo estrella de estas fiestas, todos sin excepción empleamos la palabra ebook porque, además de ser mucho más corta, resulta infinitamente más cool que decir libro electrónico.
Pero no sabemos ni copiar. El inglés emplea dos palabras: los e-books son los textos que se descargan de las webs que los ofertan y los e-readers son los aparatos que sirven para leer esos libros. En castellano, el ereader se ha traducido como lector de libro electrónico. La economía del inglés es evidente, siete letras y un guión frente a una secuencia de cuatro palabras que suman 24 letras.
Pero como somos más chulos que un ocho, además de ahorrarnos sílabas, de las dos palabras inglesas nos bastamos con una. Tomamos e-book para el artilugio y a los libros que nos descarguemos, pues eso, ya los llamaremos tal cual. ¿Se creían que el inglés era más económico? Copiar no sabremos, pero echando números somos unos cracks.
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