Fuente: Cinco Días
URL: http://www.cincodias.com
22.01.2010
Por: Bernardo Hernández
Me gustaría aprovechar el cambio de año para hacer de nuevo un vaticinio de lo que estará en el punto de mira de las nuevas tecnologías en el 2010. Este año lo tengo fácil: el 2010 será el año del libro electrónico. Según la consultora iSuppli en 2009 se vendieron 5 millones de unidades y se estima que en 2010 se venderán 12 millones más. Más del doble de lo que vendió el iPod en sus 3 primeros años de vida. El libro como soporte tiene más de 2.000 años de historia, no necesita pilas y no hay que apagarlo cuando despegan los aviones, pero tiene limitaciones importantes a la hora de transporte, almacenaje, conservación y precio.
A lo largo de los últimos años se han producido cambios importantes en la industria del libro y en la tecnología de los dispositivos de lectura electrónica que van a permitir que en 2010 se llegue al punto de inflexión donde la lectura del libro electrónico se convierta ya en un fenómeno de masas.
Estos cambios son de dos naturalezas distintas. Por una parte, cambios importantes en la tecnología y, por otro, en los contenidos y modelos de negocio.
Los primeros son fundamentales y condición necesaria. El 90% de los libros electrónicos que existen hoy en el mercado utilizan una tecnología llamada eInk, que permite leer a la luz del día, no cansa la vista y consume poca energía haciendo que la duración de las baterías sea mucho mayor. Los más populares del mercado usan esta tecnología: el Kindle de Amazon, el Reader de Sony, el Nook de Barnes&Noble o el QUE de PlasticLogic, recientemente presentado en Las Vegas.
Esta tecnología tiene aún importantes limitaciones como el sólo poder mostrar textos e imágenes en blanco y negro, y tener un tiempo de espera en el cambio de imágenes de medio segundo (parece poco pero es una eternidad para el ojo humano y hace que el uso de vídeo sea imposible). Aunque la tecnología no está aún perfeccionada es suficientemente "usable" como para que millones de persona devoren sus libros preferidos delante de una pantalla electrónica.
En segundo lugar ha sido necesario un cambio en la generación de los contenidos para que los libros puedan leerse en estos formatos. Éste es quizá el elemento más importante del cambio. Como en la música y en el vídeo, los contenidos digitales de los libros cambiarán al formato digital. Es inevitable. Si la industria del libro no controla ese cambio lo harán los usuarios, convirtiendo de forma desorganizada los contenidos a PDFs u otros formatos. Esfuerzos organizados como los 390.000 títulos disponibles en Amazon o los 500.000 que Google Books hizo compatibles con el Reader de Sony en mayo de 2009 son fundamentales. Es importante entender que no hay marcha atrás; que si quieren evitar los traumas de otras industrias de contenidos hay que tomar la iniciativa y controlar esta transición.
Los miedos de los más inmovilistas están infundados: se va a leer más que antes, se van a vender más libros y los editores que sepan hacerlo bien, ganarán más dinero. Ahora si lo que quieren es seguir haciendo negocio como lo hacían hace 50 años, eso lamentablemente no será posible. Resistencia al cambio no es lo mismo que protección de una industria, y muchos siguen confundiendo ambos conceptos.
De momento lo que tengo muy claro es que 2010 será el año del libro electrónico y hablaremos mucho de todo esto en los próximos meses.
Bernardo Hernández. Director mundial de producto de Google
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